Lutero: Un prófugo del emperador

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¿Sabía usted que…

… Lutero fue condenado y proscripto como hereje y prófugo por el emperador Carlos V?

La contienda entre Lutero y las autoridades eclesiásticas romanas se intensificaban cada vez más, llegando a una situación irreversible, lo que conducía a una ruptura definitiva con la iglesia romana. El Papa León X ya había condenado a Lutero en junio de 1520 con la bula Exsurge Domine, en la que se condenaban como heréticas las doctrinas de Lutero y se le amenazaba con la excomunión. Como Lutero no se retrató, sino que había quemado públicamente la bula en Wittenberg, en el 3 de enero de 1521 se dictó contra él la Bula de excomunión Decet romanum pontificem.

Al quemar la bula papal, Lutero por su parte rompe de manera definitiva con las autoridades eclesiásticas de Roma. Sin embargo, era necesario la audiencia con el recién electo imperador Carlos V para que las consecuencias civiles de esta acción sean llevadas a cabo. Ahora en Worms, al negarse a abjurar, rompía sus vínculos con el poder imperial manteniéndose firme en su postura ante el Emperador Carlos V.

A pesar de las acusaciones contra Lutero por parte de sus adversarios en la Dieta de Worms, Lutero logra presentar su postura ante el emperador Carlos V apoyado por muchos de los príncipes alemanes que se posicionaron favorables a Lutero, principalmente el elector Federico el Sabio. Al finalizar la audiencia, Lutero dio las gracias al emperador y a la Dieta, reafirmó su lealtad al imperio y abandonó Worms en el mismo día en medio del entusiasmo popular.

Una vez que Lutero y los príncipes que lo apoyaban habían salido de la ciudad, el emperador volvió a reunirse con los electores imperiales con el fin de tomar una decisión. Finalmente en el 26 de mayo de 1521 el emperador firma el Edicto de Worms con la proscripción imperial que declaraba a Lutero un hereje y excomulgado. Sus partidarios también son condenados en este documento. Se prohíbe comprar, vender, leer, copiar e imprimir sus escritos. Dicho Edicto facultaba a toda persona a apresar al monje alemán y a entregarlo a las autoridades imperiales. Lutero debería ser apresado para ser punido y sus libros quemados. En realidad, la proscripción imperial avalaba a que cualquiera podría matarlo sin temor a las consecuencias.

Para su viaje de regreso, Lutero no debería ser detenido ya que el emperador había concedido al reformador un salvoconducto (protección imperial) de 21 días para que retornase sin peligro a Wittenberg, con la condición de que no predicara ni enseñara durante el viaje. Al caducar su salvoconducto, Lutero quedaría a merced de las autoridades públicas facultadas para prenderle y entregarle a la justicia imperial. Sin embargo, el Edicto que condenaba a Lutero como hereje, nunca llegó a aplicarse y tampoco fue formalmente anulado, lo que hizo que Lutero estuviese bajo condenación imperial como hereje y prófugo hasta el fin de su vida.

El Edicto de Worms, que al principio había parecido una derrota para Lutero, fue el evento clave para consolidar la Reforma. A falta de una cabeza visible del partido católico alemán, permitió el triunfo del luteranismo en amplios sectores del pueblo y de los estamentos políticos, dando comienzo a la ruptura oficial del luteranismo con la iglesia católica en territorio germánico.

Colaboración: Pastor Enio Sieves

Nota publicada en «El Nuevo Luterano», Marzo de 2016

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