La Reforma: fidelidad a la Palabra de Dios

De sus «Comentarios al Génesis», extraemos un breve pasaje en el que Lutero demuestra, con admirable sencillez, que su reforma no fue un «movimiento», iniciado por un disconforme, sino un simple acto de fidelidad a la palabra de Dios.

Génesis 35.2: «Entonces Jacob dijo a su familia y a todos los que con él estaban: Quitad los dioses ajenos que hay entre vosotros». Esto de tener dioses ajenos es el factor primordial y original del cual provienen todos los demás pecados. Y cualquier reforma o mejora que se intente emprender, resultará inútil si no le precede una depuración de la doctrina. Tenemos el lamentable ejemplo del pasado y de todos los concilios de la iglesia, que ponen en primerísima plana algunas disposiciones respecto de ceremonias exteriores, como que los sacerdotes tienen que llevara una sotana larga, ser asiduos en hacer sus oraciones y leer misa, abstenerse de juegos de azar y de la fornicación. A esto lo llaman «reformar la iglesia». Y es de prever que en cualquier concilio a realizarse en lo futuro, no se hará otra cosa que volver sobre estos mismos puntos. Es que los responsables de la conducción de la iglesia hacen caso omiso de la palabra y la doctrina; no tienen conocimiento de la misma, ni interés en ella. … continuar leyendo: La Reforma: fidelidad a la Palabra de Dios