Alabando a Dios por sus obras

El texto que sigue es parte del comentario de Lutero acerca del «Magnificat», cántico de la Virgen María relacionado al anuncio del nacimiento de Jesús. El mismo se encuentra en el evangelio de Lucas, capítulos 1.46-55. La porción de este comentario corresponde al v. 48: «porque ha puesto sus ojos en la insignificancia de su sierva, por lo cual me proclamarán bienaventurada todas las generaciones».

María (empero) comienza refiriéndose en primer término a sí misma, cantando lo que Dios hizo en favor de ella. Con esto nos enseña dos cosas: primero, antes de fijarse en las obras que Dios hace con otros, cada cual debe prestar atención a lo que Dios hace con él mismo. Porque la salvación de ninguno depende de lo que hace con otro, sino de lo que hace contigo. Así en Juan 21.21-22, cuando San Pedro hablando de Juan dice: «¿Qué ha de hacer éste?» Cristo le dijo: «¿Y a ti qué? Sígueme tú». Es como si dijera: las obras de Juan no te servirán. Debes preocuparte por ti mismo, y esperar lo que he de hacer contigo. … continuar leyendo: Alabando a Dios por sus obras

La Reforma: fidelidad a la Palabra de Dios

De sus «Comentarios al Génesis», extraemos un breve pasaje en el que Lutero demuestra, con admirable sencillez, que su reforma no fue un «movimiento», iniciado por un disconforme, sino un simple acto de fidelidad a la palabra de Dios.

Génesis 35.2: «Entonces Jacob dijo a su familia y a todos los que con él estaban: Quitad los dioses ajenos que hay entre vosotros». Esto de tener dioses ajenos es el factor primordial y original del cual provienen todos los demás pecados. Y cualquier reforma o mejora que se intente emprender, resultará inútil si no le precede una depuración de la doctrina. Tenemos el lamentable ejemplo del pasado y de todos los concilios de la iglesia, que ponen en primerísima plana algunas disposiciones respecto de ceremonias exteriores, como que los sacerdotes tienen que llevara una sotana larga, ser asiduos en hacer sus oraciones y leer misa, abstenerse de juegos de azar y de la fornicación. A esto lo llaman «reformar la iglesia». Y es de prever que en cualquier concilio a realizarse en lo futuro, no se hará otra cosa que volver sobre estos mismos puntos. Es que los responsables de la conducción de la iglesia hacen caso omiso de la palabra y la doctrina; no tienen conocimiento de la misma, ni interés en ella. … continuar leyendo: La Reforma: fidelidad a la Palabra de Dios

Las 95 tesis de Martín Lutero

Disputación acerca de la determinación del valor de las indulgencias

Por amor a la verdad y en el afán de sacarla a luz, se discutirán en Wittenberg las siguientes proposiciones bajo la presidencia del R. P. Martín Lutero, Maestro en Artes y en Sagrada Escritura y Profesor Ordinario de esta última disciplina en esa localidad. Por tal razón, ruega que los que no puedan estar presentes y debatir oralmente con nosotros, lo hagan, aunque ausentes, por escrito. En el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

  1. Cuando nuestro Señor y Maestro Jesucristo dijo: «Haced penitencia…», ha querido que toda la vida de los creyentes fuera penitencia.
  2. Este término no puede entenderse en el sentido de la penitencia sacramental (es decir, de aquella relacionada con la confesión y satisfacción) que se celebra por el ministerio de los sacerdotes.

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